El corcho se obtiene de la corteza externa del alcornoque (Quercus suber). Esta capa que recubre el tronco y ramas del árbol le protege frente a las condiciones climáticas extremas o incendios, y tiene una gran capacidad de regeneración cada vez que es retirada del árbol. El alcornoque es típico de la región mediterránea, cuya mayor extensión corresponde a Portugal seguido de España, donde Extremadura y Andalucía son las zonas productoras más importantes.
Las principales propiedades del corcho son su baja densidad, gran elasticidad, adherencia e impermeabilidad. Además posee otra serie de cualidades fundamentales: es compacto, resistente y se puede considerar inalterable. Estas características son bien conocidas desde la Antigüedad, ya en la Grecia antigua se utilizó para cerrar vasijas de vino y aceite. Los romanos también conocían sus excelentes cualidades, tal y como atestigua el hallazgo de ánforas cerradas con corcho en excavaciones en Pompeya.
Es un producto completamente natural, renovable y biodegradable. Por ello, su producción no produce ninguna contaminación ni perjuicio al ecosistema del que se extrae, ya que se obtiene por descortezamiento del alcornoque, sin cortar ningún árbol y esa “cosecha” se realiza cada 9-12 años.
En LAN cuidamos cada uno de los detalles que intervienen en la elaboración de nuestros vinos y sin duda el corcho es una parte fundamental, dado que una mala elección podría convertir en estéril todo el trabajo realizado durante años.
Por este motivo, realizamos un exhaustivo control de calidad de cada partida de corchos que recibimos, estudiando todos aquellos parámetros que van a afectar a su calidad, como el control de dimensiones del tapón y buen cierre, la ausencia de defectos en la materia prima o la ausencia de defectos organolépticos como el TCA (el temible olor a humedad, moho, etc..).
Es fundamental velar para que el corcho no se deteriore con el paso del tiempo, y evitar que se seque. Para ello, las botellas se deben conservar horizontalmente y a una temperatura que no sea superior a 18 grados centígrados, ya que cuanto mayor sea, más se acelerará el proceso de envejecimiento y habrá mayor evaporación a través del tapón por la pérdida de elasticidad.
Por otra parte, en los vinos de larga guarda es conveniente reemplazar el corcho de la botella transcurridos unos 20 años, operación que, en principio, no suele alterar las características del vino si se realiza en bodega.
En LAN cuidamos nuestros vinos con la selección de los mejores corchos, dependiendo de las características de cada uno de ellos.
Es #MuyLAN cuidar de cada detalle de principio a fin…